Por mucho que aprieto tus manos, me cuesta creer que aun no te hayas marchado, me fundiré en tus labios, como se funden mis dedos en el piano.
Ahora, que me he quedado solo, veo que te debo tanto y lo siento tanto, ahora, no aguantaré sin ti, no hay forma de seguir, así.
Tú, que me enseñaste a ser sincero, sin temor a lo que pienso, evitando la mentira, tú, que siempre has estado presente y cuando no estaba la gente que tanto me prometía.
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