miércoles, 21 de septiembre de 2011

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Ten siempre una razón, una razón para vivir, para soñar, para llorar...pero sobre todo para sonreír. No importa cual sea, ni lo grande o pequeña que sea. Solo tiene que impulsarte a lograr lo que quieres, a levantarte cada mañana a cruzar ese camino, a saltar al vacio o a enfrentarse al olvido. Siempre te acompañará ese motivo por el cual sigues adelante, incluso cuando estes decayendo. Lo recordarás y te levantarás porque es más que un simple motivo, es mucho más... Es la razón por la cual sentirás la necesidad de levantarte cuando te caes.

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